El cuerpo físico, la mente y el Alma se interconectan a través de la respiración.
Pero, ¡no sabemos respirar correctamente!
Cualquier alteración emocional se traduce en pérdida de energía vital y ¡no sabemos manejar y parar los conflictos emocionales!
Damos por hecho que vivir en el sufrimiento es normal e inevitable.
Perseguimos la felicidad como si fuese "algo" que está fuera de nosotros. Y normalmente la asociamos a algo material: tener una casa, un coche, casarse, tener hijos...
Se añade además la particularidad de que pasamos por la vida siendo un "personaje" creado por las circunstancias de nuestro entorno, sin tiempo para ir al encuentro de nuestra Alma.
Ese desencuentro entre el yo inferior o personaje y el Yo Superior o Alma, es lo que crea el conflicto y el sentimiento de insatisfacción o vacío.
Nuestro cuerpo físico es como un contenedor de energía vital que no sabemos cómo funciona, cómo acrecentarla ni cómo abastecernos de ella adecuadamente.
Muchas personas tienen un fuerte deseo de ayudar a los demás. Vienen al curso de REIKI con ese fin. Eso es muy loable indiscutiblemente, pero la filosofía de REIKI parte de la base que primero de todo uno tiene que ayudarse a sí mismo, uno tiene que comenzar a amarse a uno mismo. para luego ocuparse de dar a los demás.
Y es que muchas veces, disfrazamos nuestras carencias o el no sentirnos mnerecedores de ser amados, con una entrega y sacrificio por los demás que son engañosas.
Por ello, en REIKI, lo primero es conectar con nosotros mismos y aprender a amarnos.
El Amor es la energía superior por excelencia.
Practicando REIKI las emociones se aligeran y armonizan. Los sentimientos y aflicciones se despejan, haciendo la mente más clara y diáfana.
Practicar REIKI -iniciarse en el camino del auto-conocimiento- significa adentrarse en el universo interior y conectar con el Alma. Ella es la que tiene las llaves para abrir las puertas de la Intuición y del Conocimiento intuitivo.
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