lunes, 17 de agosto de 2009

Reiki- Maestría


El jueves día 13 de agosto nos fuimos a Prado Negro, como ya va siendo costumbre, para hacer un curso de Maestría Reiki. Ibamos Angela, Susana, Carmen y yo. Aparcamos donde está el restaurante, cogimos todas nuestras mochilas y bolsas, y nos enfilamos para adentrarnos en el campo y en lo que fue algún día el cauce de un río, ahora seco.
Cuando dejamos atrás todo vestigio de civilización, le pedí al grupo pusiésemos la intención y conciencia de que nos dirigíamos a una ceremonia sagrada y guardásemos silencio hasta llegar al lugar.
Llegamos a la Poza que, no sé si tiene un nombre, pero yo la llamaría la Cámara del Alma, por estar tan escondida, porque si no estás alerta al ir a su encuentro, no la ves.
Allí, entramos en sus aguas frías para purificarnos. Hicimos una ablución y luego a través de la voz, abrimos el chakra del corazón.
En este nivel de Maestría, no existen ya las contradicciones. Ni siquiera, el problema de las limitaciones y delimitaciones con nosotros mismos. Aqui y ahora actuamos desde el TODO YO.
Todo yo; integrado con mi mente, con mi energía, con mi intuición, con mi alma. Con todo mi ser, haciendo de un modo completo, íntegro, honesto, sincero, en cada acto de la vida.
Y es entonces, cuando se unen nuestra energía vital con la energía superior del Universo y somos verdaderos maestros de nuestra vida, viviéndola desde la excelencia del ser.
Terminamos a las 6 de la tarde, cuando comenzaban a caer algunos goterones de aviso, de la gran tormenta que luego se desató (justo cuando ya llegamos a nuestras casas).
La transmisión de energía nos remueve por dentro; limpia, purifica, nos acerca un poco más a nosotros mismos y nos conecta con nuestra alma, que es nuestra mejor guía.

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