jueves, 4 de diciembre de 2008

La evolución del Alma

Mucha gente no tiene claro los asuntos del Alma; cómo identificarla, cómo se diferencia del espíritu o si es la misma cosa.

Como maestra de Reiki, trato con las energías y he aprendido a distinguirlas. Además de que trabajando con ellas entras en contacto con el "conocimiento directo", es decir, se abre el vínculo de conexión con la Fuerza Sustentadora o Espíritu, que te da certezas sobre estos asuntos trascendentales.

Ya sé que estoy intentando hablar sobre lo que es practicamente innombrable. Pero me gustaría transmitir que, trascendiendo la visión y percepción del ser común y corriente, podemos percibir y sentir -desde la conciencia- más allá del mundo ordinario. Y experimentar que no utilizamos ni una ínfima parte de nuestras capacidades como seres humanos, sencillamente porque nos hemos olvidado que, una parte nuestra, es divina.

No basta con creer, con seguir obedientemente unas creencias, hay que ir más allá. Si queremos evolucionar: tenemos que EXPERIMENTAR, desde la acción impecable. Tenemos que trascender la racionalidad.

Y digamos, para entender la diferencia entre Alma y Espíritu, que los sentimientos y las emociones revisten el alma que vibra al nivel que palpita el corazón. Pero el alma a su vez, reviste al espíritu y, ese sí, está libre del dolor y el sufrimiento.

El espíritu es nuestra esencia, que es eterna. No se ve afectada por nada del "yo". El espíritu nutre a nuestra energía vital con la energía del Universo; es el que mantiene el vínculo de conexión con el Ser Primordial y Absoluto.

La Conciencia es la puerta de entrada para conectar con el Espíritu.

Él guarda todo lo que la Memoria no puede o quiere recordar. Él sabe todo lo que la Razón no alcanza a saber.

Los conflictos y crisis que sufre el ser humano no son más que la falta de adaptación que padece a veces el Alma. Cuando es débil, se siente comprimida entre las exigencias de la Mente-Razón y la nostalgia de lo espiritual. Pero también se crean conflictos por la resistencia a abandonar lo conocido de su individualidad y no querer trascender hacia la vivencia de unidad.

La evolución del Alma es el fruto de la capacidad para desarrollar la percepción de sentirnos uno con el Todo. Y esto sucede en el camino de conocernos a nosotros mismos.

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