domingo, 9 de mayo de 2010

GUIAR A LOS NIÑOS A CONOCERSE


SESIÓN DE REIKI.-Una mujer muy habladora y con formas avasalladoras me trajo a su hija de 13 años. En cuanto me quedé sola con la niña pude ver su fragilidad y sensibilidad. Al preguntarle cuál era su problema me contestó rápidamente “los miedos”.
Durante el día podía manejarlos pero en cuanto llega la noche, la oscuridad la paraliza y el terror y el pánico se apoderan de ella, me explicó.

Cuando hacemos Reiki entramos en el campo astral y ahí aparece toda una simbología del subconsciente que nos da las pautas para conocer las raíces del problema emocional que se padece. En el caso de esta niña, la vi muy pequeña, envuelta totalmente por la oscuridad y flotando en el espacio.

Cuando terminé de limpiar y equilibrar las energías, llevándole Luz, comencé a explicarle cómo yo percibía su problema y cómo podría solucionarlo.

Para empezar le pregunté si creía en Dios y me contestó que le daba miedo. Según lo que yo había percibido, ella, en algún momento de su vida, eligió –inconscientemente- “olvidarse” y dar la espalda a sus orígenes: la Luz. Al ser, con toda seguridad, una niña Índigo, ella cerró su sexto chakra de la intuición por su extrema sensibilidad y para no ser diferente al resto de los niños y de su entorno. Pero en ese momento se abrió la puerta de los miedos que fue alimentando hasta ya no poderlos controlar o dominar. Todos los pensamientos se convirtieron en negativos; el miedo a la muerte, a los fantasmas, a los espíritus… a Dios… se encuentra perdida.

Le hablé de Dios como la Energía del Amor Puro, de los ángeles y los seres de Luz. Le hablé de que tenía la oportunidad de elegir nuevamente el camino que quería seguir de ahora en adelante, y de que los miedos son creados por la mente y no tienen ninguna realidad mas que la que le queramos dar.

Le enseñé varias herramientas para que pudiese controlar la mente desde la respiración. Y también le sugerí que se fiase de su ángel guardián y que lo invocase cada noche para que la acompañase durante el sueño.

A los niños hay que enseñarles a manejarse en este mundo, guiarles para que aprendan a conocerse a sí mismos y a conectar con su alma para que sean ellos mismos de forma completa, desde su ser esencial y eterno.

No es preciso pertenecer a ninguna religión para REZAR al Creador Supremo y conectarnos con la divinidad en nosotros, para no sentirnos abandonados, confusos, indefensos. No tengamos miedo de pedir ayuda... enseñemos a los niños a ir hacia dentro de ellos mismos, donde está el mayor Templo; la Verdad, el Amor...

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